LA CRISIS DEL COVID-19: Problema sanitario y crisis económica

 ¿PUEDE SER UNA OPORTUNIDAD?

La Covid-19 está significando para Europa y el mundo una de las mayores emergencias sanitarias de los últimos tiempos, y esta situación esta generando una crisis económica global. Sin embargo, puede ser una oportunidad para afrontar problemas y mejoras pendientes en la economía española, vamos a intentar ver la crisis como oportunidad futura. Pero antes haremos un breve repaso por: el impacto de la crisis sanitaria en la economía española, la respuesta de la política económica, los retos para la economía española tras la pandemia en este 2022 y las conclusiones.

El impacto de la crisis sanitaria en la economía española

La pandemia de COVID-19 ha cambiado las dinámicas económicas en todo el mundo desde principios de 2020. El impacto de la crisis sanitaria ha sido incluso más acusado en España, donde el PIB registró una caída del 11 % el año 2020, una de las más severas del grupo de economías avanzadas. Este descenso de la actividad no solo fue mayor, sino también mucho más pronunciado que en recesiones anteriores.

Esta vez, fue el resultado de la adopción de medidas de contención extraordinarias, que alteraron muchas actividades productivas y limitaron la movilidad. El nivel de actividad al finalizar 2020 se situaba un 9,1 % por debajo del observado un año antes. 

La pandemia también ha afectado al mercado de trabajo de forma muy negativa, si bien el uso extendido de los programas de regulación temporal de empleo (los ERTE en España) ha mitigado significativamente el impacto de la crisis en las rentas de los trabajadores

 Sin embargo, estas cifras agregadas ocultan un impacto muy desigual del desempleo en los distintos sectores. En el sector de la hostelería, las afiliaciones reales se redujeron un 38,1 % en enero en términos interanuales, mientras que en las manufacturas el descenso fue solo del 4,4 %. Por otro lado, en la agricultura y en la educación las afiliaciones reales se han mantenido estables, y en las actividades sanitarias incluso han aumentado en más del 4 %.

La respuesta de la política económica 

La respuesta de las autoridades a la crisis, a escala tanto nacional como internacional, ha sido generalizada, firme y, en gran medida, coordinada, e incluyó medidas significativas en los ámbitos fiscal, monetario, laboral y financiero. Las medidas adoptadas han reducido la desaceleración de la actividad real y, por ahora, han evitado la materialización de riesgos sistémicos financieros. 

Asimismo, a nivel supranacional europeo, La Comisión Europea aprobó SURE, un programa de préstamos dirigidos a los Estados miembros que cubre el coste de los programas de regulación temporal de empleo. Sin embargo, el programa con la mayor dotación es el fondo de recuperación Next Generation EU (NGEU), que se ha creado no solo para afrontar las consecuencias de la crisis, sino también para acelerar la transición digital y ecológica de las economías de la UE. En todo caso, el impacto final del NGEU dependerá en gran medida de una serie de factores, entre ellos la capacidad de canalizar ese volumen tan elevado de fondos en un plazo de tiempo muy breve hacia proyectos que tengan un efecto significativo y persistente en el crecimiento económico.

Los Retos para la economía española tras la pandemia en este 2022. En efecto, nuestra economía ya se enfrentaba a diversos retos importantes antes de la irrupción del COVID-19. Sin embargo, la pandemia ha acentuado la magnitud de esos retos y ha planteado algunos nuevos, entre los cuales los más relevantes, serian:  la elevada temporalidad del empleo, el nivel relativamente bajo de capital humano y el tamaño medio reducido de las empresas.

El mapa de riesgos económicos en 2022: nuevas variantes, inflación y cuellos de botella. El año 2022 estaba llamado a ser el punto de partida de un mundo postpandemia. Instituciones y analistas prevén que 2022 sea un año de fuerte crecimiento, pero acompañan sus previsiones de multitud de pies de página, cada uno de los cuales constituye un riesgo para la recuperación: nuevas restricciones a los viajes, más problemas de distribución, los cuellos de botella o una inflación más persistente de lo esperado. Y ahora el principal interrogante se llama ómicron

Las sucesivas oleadas de coronavirus han ido desdibujando el rápido rebote económico que se esperaba para 2021. Sobre todo en Europa, cuyos países han reaccionado a cada avance del virus con nuevas restricciones. Después de que EE UU y China hayan recuperado ya todo lo perdido el año pasado, la UE debía hacerlo en este último trimestre del año. Pero ni eso está claro. El instituto Ifo ha previsto que Alemania, la gran locomotora europea, se contraiga en la recta final del año un 0,5% y su economía no recupere el tamaño que tenía antes de la pandemia hasta mediados del año que viene. “En verano de 2022 se producirá una fuerte recuperación a medida que la ola de coronavirus ceda y los cuellos de botella de suministro vayan terminando gradualmente”, sostiene el economista del Ifo Timo Wollmershäuser. España deberá esperar más. Según la OCDE, hasta 2023 no recobrará el Producto Interior Bruto (PIB) previo al estallido de la pandemia, si bien el mercado laboral esta vez se ha recuperado con una inusitada rapidez. España supera el nivel de empleo de antes de la pandemia con la creación de 776.000 puestos de trabajo en 2021.



Vista de una ciudad

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Contenedores en el puerto de Barcelona, en diciembre. PUERTO DE BARCELONA (EUROPA PRESS)




El impacto de las nuevas variantes del virus y las restricciones que adopten los gobiernos serán el principal condicionante del crecimiento del próximo año. La situación, no obstante, no es idéntica a años anteriores: las vacunas constituyen un dique de contención allí donde se han desplegado y las economías han aprendido a convivir con el virus. “Afortunadamente, creemos que no va a ser como en 2020 y que por fin podemos pasar página de ese capítulo catastrófico. Pero el virus va a seguir siendo el factor determinante”, afirma Ángel Talavera, analista de Oxford Economics. Las últimas previsiones, formuladas por la OCDE justo cuando se detectaban los primeros casos de la variante ómicron, apuntan a que el mundo crecerá un 4,5% en 2022. El organismo con sede en París augura que la zona euro se expandirá un 4,3% y EE UU avanzará un 3,7%.

El mundo ha pasado, no obstante, del frío de 2020 al sobrecalentamiento de 2021. Los bancos centrales, que salvaron a las economías empleando todo su arsenal, esperan niveles elevados para principios de 2022 y mucho más moderados a finales de año, a medida que los precios de la energía se relajen, los cuellos de botella en la producción se deshagan y los problemas de suministro vayan desapareciendo

Conclusiones. 2022, año del ahora o nunca

La respuesta de la política económica a la perturbación actual ha sido más oportuna y ambiciosa que durante las anteriores crisis financieras mundiales. Esto es aplicable a las principales palancas de políticas relevantes (fiscal y monetaria) y, en el caso de la UE, se han tomado medidas importantes y sin precedentes. En cuanto a los agentes económicos, se han observado un proceso de ajuste gradual, en el que los individuos y las empresas han cambiado sus hábitos y su forma de trabajar, de consumir y de producir, adaptándose a unas circunstancias muy desfavorables. 

Es cierto que el reto es formidable, pero en esta ocasión tenemos al alcance un valioso instrumento adicional: el programa europeo NGEU, el motor de los fondos europeos, que representa una gran oportunidad, pero también conlleva una responsabilidad igual de importante: utilizar estos recursos de la mejor manera posible, invertirlos con puntería no solo en digitalización industrial sino en el capital más valioso, el humano. Hacerlo bien, hacerlo pronto. De ello dependerá la capacidad que tendrá la economía española de prepararse para afrontar con éxito los retos futuros de las próximas décadas. 

La recuperación económica urge y depende no solo de la inversión sino de la visión. Ese repunte del crecimiento a corto plazo, en 2022, implica un cambio de tendencia tras el desplome, pero además debe iniciar “un cambio de paradigma sobre las sólidas bases de una nueva economía digitalizada”, apunta Eduardo Gómez de Tostón García, CEO de ALISYS, líder en software y plataformas cloud de gestión industrial 4.0.

Y debe hacerlo en un momento donde contienden fuerzas épicas a favor y en contra.

Next Generation

En una esquina del ring, las certezas: los fondos Next Generation, una curva de crecimiento al alza y el motor industrial por el que apuesta Europa. Como poco, aspira a un 20% de contribución al PIB partiendo del 17% de media.

La industria 4.0 tiene todo el potencial como agente de transformación, de calidad de vida y de crecimiento más equilibrado y justo”. Joan Manel Casamitjana, CEO de PICVISA

En la otra esquina, las incertidumbres: inflación, tarifas energéticas, cuellos de botella en el suministro, escasez de componentes y materias primas, el coste mismo de la transición económica y el riesgo de que la competencia tome decisiones más ágiles porque la transformación es contrarreloj.

Existe una coincidencia en considerar que el cuánto depende del cuándo, y la oportunidad, de aprovecharla ya. Este año viene con un cronómetro en la mano.

 La digitalización permitiría revertir viejas carencias como el déficit de competitividad industrial frente a economías más eficientes. La economía 4.0 nos da la oportunidad de reconfigurar nuestro modelo económico y no podemos dejar pasar este momento.

La empresa española Wallbox ha desarrollado el cargador Quasar para trasformar los vehículos eléctricos en fuentes de energía de gran potencia.

La empresa española Wallbox ha desarrollado el cargador Quasar para trasformar los vehículos eléctricos en fuentes de energía de gran potencia.

“Tenemos las herramientas, pero debemos aprender, y aprender rápido, cómo utilizarlas. Estamos ante un folio en blanco y el mayor reto es diseñar a tiempo aquello que la tecnología ya nos permite, experimentar y obtener resultados sin demasiada demora”, explica el CEO de ALISYS. “La automatización física y virtual, la inteligencia artificial y el análisis de datos son el vapor y la electricidad de una revolución irrevocable”.

“Quien digitalice más y mejor podrá competir contra modelos antiguos basados en mano de obra de bajo coste en otros países. Veremos nuevos héroes locales, empresas que, sin ser multinacionales, ganarán el tamaño suficiente para tener un nombre a nivel global” , dice  Jaume Rey, Director General de NEXIONA.

Fortalezas, debilidades y cifras de la recuperación


Según el Barómetro Industrial 2019, en 2018 la contribución de la industria española al PIB fue del 16%. En 2000 casi alcanzó el 19%.

Los fondos Next Generation suman 750.000 millones de euros, 140.000 destinados a España. El 70% deberá asignarse a proyectos concretos antes de que acabe 2022 y el resto durante el año siguiente.

La Comisión ha rebajado notablemente las previsiones de crecimiento para España: 4,6% en 2021 y 5,5% para 2022, cuando la media comunitaria rondará el 4,3%.

Entre 2003 y 2007, el 7% de los empleos destruidos en Europa se los apuntó la deslocalización de industrias en otras regiones, según el Observatorio Europeo e la Reestructuración.

Cepyme afirma que antes del coronavirus solo el 14% de las empresas españolas tenía un plan tecnológico.





Realizado por Marta Fernández Pérez





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